miércoles, 21 de julio de 2010

DESESPERANZA

A mis 52 años no consigo encontrar ningún sentido a lo que me rodea (salvo al cariño de mi mujer, la nobleza de mi hijo y a la paciencia de la madre naturaleza).
Es difícil que cada día no me sorprenda alguna muestra más del egoísmo de mis congéneres. No existe ética, ni las clases humildes, de tradición sencilla y honesta, se libran del contagio del virus de la codicia, el acomodo y el incivismo. Creí que la desvergüenza era asunto exclusivo del sistema político, pero hasta los menos favorecidos por el sistema hacen gala de su falta de conciencia social.
Tengo un amigo funcionario de la sanidad que está a punto de suicidarse: el "sistema politico-sanitario" le deja a los "pies de los caballos" de una población malinformada, vendida por votos a las prestaciones publicitadas por políticos, multinacionales y medios de información.
Mi amigo tiene que cotizar "taitantos" años para tener pensión, pero según cuenta, los diputados lo tienen sólo con siete. Dice que en la Administración, ha visto trepar a personajes a puestos de relevancia pública con un alto nivel salarial, que han consolidado. Según cuenta llegaron al cargo por favoritismo político, por saberse relacionar socialmente,etc..(lo de pasar la mano por el lomo etc..)Ahora volveran a su puesto original,que en algunos casos no desempeñaron nunca, cargados de curriculum, con nivel salarial estratosférico y, lo peor de todo, sin haber solucionado nada relevante en su "CARGO DIGITAL".
LA POLITICA ES UNA CASTA, UNA CLASE PRIVILEGIADA QUE NADA COMO EL ACEITE EN EL AGUA. SIEMPRE AL SERVICIO DEL PODEROSO. ESTE SINTOMA ES PARTE DE UN GRAN SINDROME GLOBAL DE DESVERGUENZA Y CODICIA UNIVERSALIZADA.

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